2/Diciembre/2006
Un diciembre un poquito más “lejos” de ti (2)
Bueno esta es la primer “carta” o escrito que hago en el presente año y quiero describir el lugar en que me encuentro. Son las doce de la noche con veinte minutos y después de mandarle unos besos a mi princesa, me dieron ganas de leer un poco y de soltar el bolígrafo aprovechando que a fin tengo un poco de reposo y quietud después de tanta y tanta fiesta.
Estoy en la “nueva” casa de mi abuelita, en el pasillo para ser más específicos y tengo una vista envidiable: desde aquí se mira la torre, el campanario y la cúpula de la Iglesia del pueblo que esta tan solo a unos pasos; y miro también las columnas de madera que sostienen el techo adornadas con foquitos color blanco.
Las plantas llenan el pasillo, los árboles y el naranjo que da la bienvenida por la puerta de la casa, si volteo abajo y a mi derecha se ve un camino de unos 10 metros que termina con los tres cuartos y el pasillo amplio de la vieja casa hecha de barro y paja o adobe color rojizo como se le conoce aquí en Michoacán.
Realmente es asombrosa la quietud, se escuchan grillos, el canto de algunos gallos y el aullar de perros a lo lejos; hoy no hace tanto viento como ayer pero si frío. El cielo como de costumbre está despejado, con muchísimas e incontables estrellas y con una luna preciosa que asemeja una joya hermosa para una noche no menos hermosa.
Aquí todo el pueblo tiene algo que ver de una u otra forma con la familia, así que en fin de año las fiestas no paran prácticamente desde el 24 y cuando nosotros llegamos por el 28 ya todo mundo anda bien entrado en joróschos desvelos y mucha bebida y comida.
Precisamente ayer 1ro me acosté a las 8:00 a.m. pues el festejo del año nuevo con mi primo Miguel –estuvo como de costumbre- excelente y a pesar de que no cenamos nada (porque comimos el recalentado de la fiesta de los xv años de mi prima) si nos dimos el abrazo y las felicitaciones y también como una sana costumbre pude besar y abrazar lo que quise a mis papás, esta vez con más sentimiento pues lo hice de parte de David y Carlos que están ahora muy lejos físicamente pero que emocionalmente y mentalmente llevo siempre conmigo.
Israel
Un diciembre un poquito más “lejos” de ti (2)
Bueno esta es la primer “carta” o escrito que hago en el presente año y quiero describir el lugar en que me encuentro. Son las doce de la noche con veinte minutos y después de mandarle unos besos a mi princesa, me dieron ganas de leer un poco y de soltar el bolígrafo aprovechando que a fin tengo un poco de reposo y quietud después de tanta y tanta fiesta.
Estoy en la “nueva” casa de mi abuelita, en el pasillo para ser más específicos y tengo una vista envidiable: desde aquí se mira la torre, el campanario y la cúpula de la Iglesia del pueblo que esta tan solo a unos pasos; y miro también las columnas de madera que sostienen el techo adornadas con foquitos color blanco.
Las plantas llenan el pasillo, los árboles y el naranjo que da la bienvenida por la puerta de la casa, si volteo abajo y a mi derecha se ve un camino de unos 10 metros que termina con los tres cuartos y el pasillo amplio de la vieja casa hecha de barro y paja o adobe color rojizo como se le conoce aquí en Michoacán.
Realmente es asombrosa la quietud, se escuchan grillos, el canto de algunos gallos y el aullar de perros a lo lejos; hoy no hace tanto viento como ayer pero si frío. El cielo como de costumbre está despejado, con muchísimas e incontables estrellas y con una luna preciosa que asemeja una joya hermosa para una noche no menos hermosa.
Aquí todo el pueblo tiene algo que ver de una u otra forma con la familia, así que en fin de año las fiestas no paran prácticamente desde el 24 y cuando nosotros llegamos por el 28 ya todo mundo anda bien entrado en joróschos desvelos y mucha bebida y comida.
Precisamente ayer 1ro me acosté a las 8:00 a.m. pues el festejo del año nuevo con mi primo Miguel –estuvo como de costumbre- excelente y a pesar de que no cenamos nada (porque comimos el recalentado de la fiesta de los xv años de mi prima) si nos dimos el abrazo y las felicitaciones y también como una sana costumbre pude besar y abrazar lo que quise a mis papás, esta vez con más sentimiento pues lo hice de parte de David y Carlos que están ahora muy lejos físicamente pero que emocionalmente y mentalmente llevo siempre conmigo.
Israel
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